Este 16 de Septiembre celebramos nuestras fiestas de Independencia, en Durango se celebraron con gran euforia y jubilo como siempre, sin verse ensombrecida esta celebración por actos de violencia tan víles como los que acontecieron en Michoacan.
Sin embargo, al estar presenciando el desfile conmemorativo, no faltaba la incertidumbre de lo que pudiera suceder.
Aún así, el acto pudo llevarse a feliz termino después de haber visto transcurrir a los diversos contingentes de este desfile cívico-militar.
Fué un día nublado, con algo de lluvia, la cual, afortunadamente, no afecto la continuidad del evento.
Además, la noche anterior se inauguró el reloj que realiza la cuenta regresiva hacia el bicentenario de nuestra independencia. Lo cual ocurrira exactamente dentro de 729 días a partir de este 16 de Septiembre, fecha en la que tomé la fotografía.
El aspecto desagradable vino después de habernos llenado de sentido patriótico al disfrutar del espectáculo y aplaudir calurosamente a cada contingente (bueno, al menos los de mi lado si aplaudímos mucho).
Nada mejor para regresar a la realidad que ver como quedó el espacio debajo de las gradas donde unos minutos antes un ciento de duranguenses veían (orgullosos?) el desfile. Al terminar el evento esta área estaba cubierta de bolsitas de papitas, botellas de refresco, papeles, etc. La pregunta: ¿Cuándo veían el desfile que pasaba por la mente de estas personas? ¿ Por qué es tan difícil pasar de las palabras a los actos?.
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